Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
Desde el 17 de Junio de 1995 que se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, ya que el 19 de diciembre de 1994 la Asamblea General de Naciones Unidas en la Resolución 49/115 lo proclamó así.
La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes.
La desertificación se debe a:
- La vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta,
- La sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra,
- La pobreza,
- La inestabilidad política,
- La deforestación,
- El sobrepastoreo,
- Las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.
El crecimiento demográfico, el aumento de los ingresos de la población y el incremento de la población urbana intensifican la demanda de tierra para producir alimentos, forrajes y fibras textiles.
Mientras tanto, la salud y la productividad de la tierra cultivable existente están disminuyendo, un declive que se ve empeorado por el cambio climático.
Con el fin de contar con tierras productivas suficientes para satisfacer la demanda de 10 000 millones de personas en 2050, es necesario modificar nuestro estilo de vida.
A través del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, se aspira a educar a las personas sobre la manera de reducir su impacto individual.
En comparación con 2010, en 2050 se requerirán 593 millones de hectáreas más de terreno agrícola, una superficie que casi duplica el tamaño de la India.
Mediante cambios en el comportamiento de los consumidores y las empresas y la adopción de una planificación más eficiente del uso de la tierra y de prácticas más sostenibles, podríamos disponer de terreno suficiente para satisfacer la demanda.
Todos tenemos una responsabilidad como beneficiarios del suelo.
En la Argentina las zonas áridas, semiáridas, y subhúmedas secas representan cerca del 75% de la superficie; y de esa extensión el 81% sufre un proceso de degradación generalmente ligado a acciones antrópicas.
La situación es preocupante atento la desertificación progresa a un ritmo anual de 650.000 hectáreas en nuestro país, según datos oficiales.
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