Los cuatro elementos
Los cuatro elementos son: agua, fuego, tierra y aire. Los mismos son más que indispensables para la vida del ser humano.
Para nosotros, el agua es indispensable; es un recurso no renovable, como el fuego, como la tierra y como el aire. El fuego es energía, y el mundo se mueve con energía; pero si hay mucho fuego, qué pasa? Se contamina la tierra, y se contamina el aire. Si nosotros usamos el agua para apagar el fuego nos quedamos sin agua… y sin fuego; pero si se contamina el aire, eso haría que todo se desequilibre y empiece a haber muchas inundaciones; y si hay muchas inundaciones, van a apagar el fuego, y nos vamos a quedar sin producción. Entonces, si no qué? De lo contrario nos quedaríamos en sequía.
¿Cuál sería la manera más óptima de cuidar los cuatro elementos?
No es tan fácil cuidar los cuatro elementos… Vivimos como si lo que nos rodea fuera eterno; no tenemos conciencia de que debemos cuidar los regalos que nos da la vida, despilfarramos dones como si fueran eternos, como si hubiese otro planeta de repuesto. Y con el agua, por ejemplo, qué hacemos?
El mundo se divide en zonas de sequía y zonas de inundaciones, se perdió el justo medio. Es demasiado claro que algo anda mal, no? Se perdió el equilibrio, qué pasa con el aire? Poco aire asfixia, mucho aire marea; el aire viciado nos va matando de a poco, y el fuego? El fuego quema, pero sin fuego nos morimos; la clave para cuidar todo es el equilibrio.
Equilibrio es la clave mágica que permite al hombre caminar por la tierra sin perturbar a sus elementos, deslizarse en el agua sin alterar su estado, volar por el aire, sin perturbar su fluidez, y consumirse en el fuego fundiéndose, sin cambiar su naturaleza. El hombre está compuesto de muchos elementos pero principalmente de cuatro esencias distintas: de la tierra, del agua, del aire y del fuego.
El hombre se conecta a la tierra a través de su alimentación, su alquimia interior le permite transformar los elementos que ha absorbido del medio ambiente e incorporarlos dentro de su mecanismo de trabajo, es decir los incorpora a su cuerpo físico.
LA SOLUCIÓN A ESTE PROBLEMA LO TENEMOS QUE ENCONTRAR ENTRE TODOS.
El Elemento Agua
El elemento agua está presente en los frutos de la tierra, pero no siendo suficiente esto para el hombre, el hombre la consume en su estado natural; pero al agua se le incorporan un sinnúmero de contaminantes frutos del mismo trabajo humano, y entonces el agua debe ser tratada química y biológicamente para hacerla adecuada al hombre, pero ¿qué me dicen de ese contenido energético, que el agua de los ríos proveía antiguamente al hombre?, ¿Qué me dicen de esas energías de la tierra, del sol y del aire, que combinadas con el elemento agua hacían de ésta un alimento altamente energético?, ¿cómo podemos pensar que el agua entubada provea de esos elementos tan importantes para el hombre?
Tal vez el agua que se consume con la pureza química y biológica obtenida en los laboratorios sea adecuada para el cuerpo físico, pero en ningún momento restablece los flujos energéticos tan importantes para la salud del hombre, eso solamente se puede lograr consumiendo agua energizada, agua rica de las energías de los cuatro elementos, aquella que viene de las montañas, aquella que sale de los manantiales terrestres, aquella que ha seguido el ciclo natural de su evolución.
¿Qué puede hacer el hombre para compensar esta pérdida?
energizar el agua, y éste no es un nuevo secreto, es algo que las escuelas han venido enseñando por muchos años. Dejen al agua que tome las energías solares, aéreas y terrestres, y después consúmanlas y estarán obteniendo las energías que el agua en su estado natural provee.
Su Efecto Psíquico:
Pasemos ahora al aire, el aire es uno de los componentes más importantes dentro del organismo físico: provee el oxígeno que pone en marcha todo el mecanismo de asimilación de nutrientes en el cuerpo humano, oxigena la sangre haciendo posible las reacciones; sin embargo, antiguamente el aire proveía además del oxígeno, las ideas de los seres humanos, las vibraciones, las emociones, y la psiquis de toda la humanidad.
En el aire flotan los pensamientos de los seres humanos, y el hombre los absorbe a través del aire y a través de otros canales que han sido desarrollados y, ¿cómo se encuentra esa energía que el aire provee al ser humano?
Tendremos que aprender que el aire de las grandes ciudades, además de los contaminantes que los vehículos y las industrias le dan, están los contaminantes psíquicos formados por el estrés de una vida moderna, que deshumaniza al hombre, y ese aire es respirado, extendiendo el virus de la inquietud y de la enajenación, el ser humano se enferma al respirar el aire de las grandes ciudades, no únicamente biológicamente, sino igualmente en su psiquis. De ahí la importancia de practicar períodos breves pero continuos de desintoxicación, el aire de los campos y la energía de las plantas son vitales para el restablecimiento energético del hombre.
Los Frutos de la Tierra
Pensemos por unos momentos en esta delicada operación. Los frutos de la tierra son asimilados por el organismo del hombre, es indispensable entonces mantener un equilibrio completo entre los frutos de la tierra y el organismo humano.
¿Qué frutos terrestres debería el hombre consumir para mantener el equilibrio?. Desde los tiempos inmemoriales la tierra ha venido pasando por las cuatro estaciones, ¿no piensan ustedes que la evolución del cuerpo físico humano ha grabado en su memoria biológica estos ciclos que ininterrumpidamente se han venido dando desde el principio de los tiempos?, ¿no consideran que viviendo el hombre en un mundo que revive periódicamente ciertos ciclos, el hombre a su vez, haga lo propio con su cuerpo físico?, ¿no les parece razonable pensar que el ser humano debería adaptar su dieta a los frutos propios de la estación en que está viviendo?
Comentábamos en la sesión anterior que el gran problema de las enfermedades del hombre ha consistido en que su sistema inmunológico es el resultado de la evolución de miles de años, y en que al hacer la aparición en la tierra la civilización, con la cantidad tan grande de contaminantes que son incorporados a la atmósfera, alteran enormemente al sistema inmunológico humano cuyo mecanismo de respuesta es muchas veces más lento que la velocidad de cambio de la tecnología moderna.
El equilibrio energético entonces debería empezar con el elemento tierra, ajustando la dieta a aquella que la misma naturaleza provee respetando el ciclo de las estaciones.
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